miércoles, 10 de marzo de 2010

Evidar

(Verbo. Del latín aevum = tiempo prolongado, eón y do = dar, donar. Sustantivo: évida)

Prestar algo con la intención de que sea devuelto en un plazo muy lejano y casi indefinido. 

Este término parece similar a avercodar. Sin embargo, hay una diferencia muy clara. Mientras que las avercodas jamás son reclamadas, las évidas sí lo son. El dueño del objeto prestado aparece, luego de cinco o diez años, a reclamar no sólo que le devuelvan lo que es suyo, sino también (a veces) a quejarse por el estado en que está el objeto prestado. No lo esperábamos, y jamás hubiésemos imaginado que nos iba a hacer una cosa así. El tío que nos dio una heladera vieja cuando alquilamos la casa, aparece seis años después para pedirla de vuelta. Cuando ve la heladera, se desilusiona: "no me la cuidaron", dice. Ofendido, llama a un taxiflet y se va con su pertenencia, dejándonos con una sensación amarga e impotente, y sin heladera.  En realidad el tío jamás dijo que nos la regalaba. Jamás dijo lo contrario, es verdad, pero habíamos dado por supuesto que esa heladera era una avercoda. Sin embargo, era un ínredo, y en ese caso quienes estábamos en falta éramos nosotros.

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