martes, 15 de junio de 2010

Fruparia

(Sustantivo. Del latín fruor = obtener placer y paro = preparar. Adjetivo: frupárico)

Capacidad de disfrutar de los preparativos para un evento, más que del evento mismo.

Una fiesta de casamiento, las vacaciones, una cena con amigos: todos estos sucesos a veces requieren de largos y trabajosos preparativos. Las tareas preliminares pueden llevar meses de organización; sin embargo el evento pasa muy rápido, y a veces cada detalle pensado con tiempo y dedicación sólo tiene una presencia parcial y poco destacada. Los canapés y el ananá fizz desaparecen en los primeros minutos de la fiesta. Sin embargo, para elaborar esa recepción un grupo de personas estuvo trabajando día y noche durante una semana. El discurso de bienvenida se lee en diez minutos; no se vislumbra en ese lapso que cada palabra fue elegida con rigor y exactitud en un largo proceso de varios meses, tiempo en el cual hubo decenas de borradores. Podemos ahorrar durante décadas para hacer un viaje a Europa. Una vez que hacemos el viaje, los quince días del tour pasan de manera atropellada y sin trascendencia. Dado que en la magnitud del preparativo no se condice con el impacto que produce el evento, es posible que surja una gran frustración. Puede que pensemos: “Al final, tantos preparativos para algo tan fugaz”
Por eso, un síntoma de madurez consiste en haber adquirido fruparia. El evento es apenas el punto culminante de una serie de procesos previos, procesos cuyo solo desarrollo de por sí provoca placer y entusiasmo. Cuando todos se atragantan de canapés y los devoran en un minuto, el frupárico no se desalienta: recuerda con alegría cada uno de los procesos que lo llevaron a prepararlos, en vez de apostar sus ilusiones a que sus canapés serán algo duradero, sobresaliente y digno de ser recordado.

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