martes, 23 de agosto de 2011

Melanobio / Atrobio

(Sustantivo. Del griego mélas = negro y bios = vida, ser vivo. Puede aceptarse la variante latina: aterobio o atrobio, del latín ater = negro, oscuro y bios)

1. Ser que no posee contacto con la realidad exterior. 

Una especie que estuviera conformada por huevos que se reproducen y dan a luz otros huevos, sin ningún contacto con el medio ambiente y sin que jamás esos huevos eclosionen, sería un ejemplo de melanobio. Un cerebro que estuviera encerrado en una caja, estimulado mediante impulsos eléctricos, sin sentidos que lo comuniquen con el mundo también entraría en esta definición. El melanobio tiene estados conscientes, pero estos estados están dirigidos a su propia interioridad.

2. Ser cuyos estados conscientes son sustancialmente diferentes al de los seres vivos conocidos por el hombre.

Normalmente entendemos a la conciencia y la autoconciencia como estados en los que un ser vivo se percata de lo que ocurre en su medio ambiente y de lo que ocurre en su propia mente. Los estados mentales tienen la característica de ser intencionales y recursivos: se dirigen hacia algo (de ahí que son intencionales) y ese algo al que se dirigen puede ser ese mismo estado mental (de ahí que son recursivos). A su vez, en el estado mental existen representaciones sensoriales: es posible imaginar un color, un sabor, una forma compleja. ¿Qué ocurriría si encontramos un ser inteligente cuyos estados mentales difirieran por completo de los nuestros en esos aspectos esenciales? Quizás dudaríamos en llamarlo "inteligente" o "consciente" en el sentido usual del término. ¿Cómo sería una conciencia no intencional, no representativa y no recursiva? Si pudiéramos imaginar un ser así, habríamos podido pensar en un atrobio. La paradoja es que, para pensarlo, necesitamos representarnos de algún modo cómo es ser consciente sin tener representaciones, lo que implica que debemos representarnos el hecho de no representarnos nada.

3. Objeto inanimado que posee conciencia. 

En los cuentos de hadas las ollas, los vasos y las piedras tienen a veces algún tipo de conciencia. Como bien observa el filósofo L. Wittgenstein, en los cuentos sabemos que ciertos objetos son conscientes porque pueden hablar. Supongamos que, después de todo, los sillones tienen "pensamientos muy profundos" (el ejemplo también es de Wittgenstein) pero no pueden expresarlos. El sillón tampoco posee sentidos que lo comuniquen con el exterior. Por lo tanto, si los sillones, las mesas, las piedras, los planetas, las notas musicales, los números o los rayos cósmicos tienen algún tipo de vida consciente, los llamaremos atrobios.

1 comentario:

José Pepe Parrot dijo...

Me trajo a la cabeza una discusión que tuve alguna vez sobre el asunto ése de la vida inteligente.
Resulta que uo coso decía que podía existir "vida inteligente" en otros planetas. Entonces le dije que sería más correcto postular que podía existir vida en las mismas condiciones que en el planeta tierra. Porque, de acuerdo a la diversidad que supongo habita el universo, puede que haya formas de vida cuyos parámetros no se parezcan a los nuestros.
Por supuesto el tipo no entendió y se armó la podrida.
Un verdadero Melanobio el tipo. Melanobio del tipo religioso.