jueves, 22 de septiembre de 2011

Anacmicronobulia

(Sustantivo. Del griego a = partícula negativa; acmé = punta; crónos = tiempo y boulé = decisión)

Cálculo estimado de la impuntualidad. 

Existen personas que son especialmente impuntuales: si dicen a las cinco, será a las cinco y media, a las seis o a las siete. Sin embargo, aun la propia impuntualidad tiene márgenes. Si X dijo que iba a venir a las cinco y son las nueve, ¿todavía podemos mantener la esperanza de que vendrá? ¿Cuál es el límite entre la impuntualidad y la certeza de que ya no vendrá? La estimación de cuáles son los límites de la impuntualidad; es decir: cuándo podemos decidir que alguien ya no vendrá y cuándo, todavía, podemos seguir esperándolo, es la anacmicronobulia. A su vez, el término se aplica también a la decisión acerca de qué se considera exactamente puntual y cuándo comienza la impuntualidad: dijo a las cinco, pero vino a las cinco y un minuto: ¿es puntual o es impuntual? ¿Y si llega a las cuatro y cincuenta y nueve? Estrictamente hablando, es impuntual. Pero, ¿lo consideramos como tal?
De acuerdo a la actividad para la cual se requiera la persona, mantendremos márgenes de 'puntualidad' - 'impuntualidad' - 'ya no vendrá' que son muy diferentes entre sí. La puntualidad exigida para hacer un vuelo en avión es muy diferente a la estipulada para una reunión de amigos.

En la siguiente tabla podemos encontrar una clasificación de anacmicronobulia cuyo eje es un hecho puntual que ocurre a determinada hora:


Clasificación:
(Eje: una hora determinada)
Encuentros informales en general. (Reunión de amigos, reuniones familiares, etc.)
Encuentros formales en general. (Viajar en avión, llegar al trabajo; dictar una clase, etc.)
“Puntual”
Se es puntual aun si se llega diez o quince minutos más tarde de lo estipulado.
Se es puntual si se llega un minuto después de lo estipulado. En ocasiones, la puntualidad implica llegar quince minutos antes.
“Impuntual”
Se es impuntual si se llega una, dos o tres horas más tarde.
Se es impuntual si se llega cinco minutos más tarde.
“Ya no vendrá” o “Ya no vale la pena que venga”
Ya no se lo espera si pasaron más de cuatro horas.
Ya no se lo espera si pasó más de media hora o (en algunos casos como el vuelo del avión) diez minutos


En cambio, si el eje no es una hora puntual sino un día determinado, la tabla es como sigue:


Clasificación:
(Eje: un día determinado)
Encuentros informales en general. (Reunión de amigos, reuniones familiares, etc.)
Encuentros formales en general. (Viajar en avión, llegar al trabajo; dictar una clase, etc.)
“Puntual”
Se es puntual aun si llega al día siguiente de lo estipulado.
Se es puntual si se llega el día estipulado. En ocasiones, se es puntual si se llega el día anterior.
“Impuntual”
Se es impuntual si se llega tres días o una semana más tarde.
Se es impuntual si se llega un día más tarde.
“Ya no vendrá” o “Ya no vale la pena que venga”
Ya no se lo espera si pasaron dos semanas o un mes.
Ya no se lo espera si pasaron más de dos días o, en algunos casos, pasado un único día (esto cuando deben desarrollarse eventos en un día determinado)

Por supuesto, estas tablas son sólo ilustrativas; cada caso y cada persona tiene su propia anamicronobulia de acuerdo a la circunstancia.

4 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

Recuerdo con tristeza mi adolescencia. Tenía una ¿noviecita? que nunca venía cuando decía que venía. Pero yo quería creer que vendría y le atribuía impuntualidad.
Pobre de mi.

Elizabeth Auster dijo...

Tenía una amiga que, muy tranquilamente, podía llegar cuatro horas tarde si acordábamos que pasaría por casa. Aun siendo tan impuntual, si decía que venía, venía. La única vez que faltó a la cita fue porque se internó para parir, justo la tarde que iba a venir a contarme que estaba embarazada. Llamó para excusarse como un mes y medio más tarde.

Anónimo dijo...

Sos un re-grosso, Jorge querido. Pensamiento y talento. Un honor que hayas sido mi profesor (un honor para vos, eh). Y un flor de tipo.

Abrazo sincero
Ignacio

Eva dijo...

Yo tengo impuntualidad selectiva: soy relativamente puntual en los encuentros informales e inevitablemente impuntual para los encuentros formales, como ir al médico, hacer trámites e incluso a veces hasta ir a trabajar. Y recién ahí, cuando pago los impuestos y servicios con recargo y en las oficinas correspondientes (porque ya se venció el plazo para pagarlo en un rapipago) o pierdo un día de trabajo, recuerdo la famosa frase de que "el tiempo es dinero"...